Tuesday, December 06, 2011

¡Qué vuelo!



Abrí los ojos, estaba desubicada, no terminaba de entender dónde estaba. La luz que me llagaba era borrosa. Cuando por fin aclaré mi visión y mi mente, recordé que estaba en un avión, pero no sabía a dónde iba, no reconocía la aerolínea, ni la ropa que llevaba puesta, esa camisa a rayas jamás la había visto. Mi compañera de asientos, una anciana de unos 74 años, me miró con una sonrisa tierna como sintiendo compasión de mi cara de desconcierto.

–Buena siesta la que acaba de hacer, ha roncado todo el vuelo.- me dijo al tiempo que se le esfumaba la sonrisa y en su rostro aparecía una cara donde se reconocía un sentimiento de odio. Quería responderle que sentía mucho si no la había dejado dormir, pero en cambio le dije que dejara la envidia y se comprara unos audífonos. No podía controlar mis palabras. Presioné el botón que llama a la aeromoza para pedirle un vaso de agua y preguntarle hacia dónde nos dirigíamos, pero todo lo que salió de mi boca cuando ella se acercó fue: “¿me puede dar una cápsula para detener el tiempo por favor?”. Todo el mundo se giró a mirarme, yo no me escuchaba a mi misma y había gritado la absurda pregunta.

Quise levantarme del asiento para ir al baño, pero no fui capaz de desabrocharme el cinturón de seguridad. Así que me tumbé ahí, vencida, al lado de la vieja que no paraba de quejarse de mi mala educación, con la azafata parada a un lado mirándome sin saber que responder. Respiré, la miré y en vez de decirle que necesitaba ayuda, eructé tan fuerte y largo que el avión vibró, vibró tan fuerte, que me levanté del asiento y fui halada hacia debajo de nuevo gracias a que estaba amarrada. Para cuando volví a la antigua posición sentí como que hubiese golpeado el suelo y desperté.

Efectivamente estaba en un avión y sí sabía a dónde me dirigía. También tenía a una vieja al lado que me miraba con odio y me dijo a penas me vio despierta que debía acudir a un especialista de sueños, pues hablaba dormida. Mi cara de vergüenza la incitó a seguir la conversación para decirme que el tiempo no se detiene hasta que mueres y que para la próxima vez no era buena idea comer chorizos antes de un vuelo tan largo.

1 comment:

David Cotos said...

ja ja que buena historia. nada de chorizos entonces antes de viajar.

Éxitos en el Concurso 20blogs.

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